domingo, 22 de febrero de 2015

CARA A CARA. JORDI MARQUINA Y FERNANDO GARCÍN SE ENTREVISTAN (Asalto 2)

FERNANDO GARCIN ENTREVISTADO POR JORDI MARQUINA SOBRE “LOS PIES EN EL CIELO”.

Después de hablar con el actor Jordi Marquina sobre su obra “El Vanguardista Alemán” y como presentador de mi último libro en Valencia, tuvimos la idea de hacernos sendas entrevistas sobre nuestras obras. Jordi Marquina me lanza, pues, en segunda entrega de nuestro “cara a cara”, esta su entrevista sobre mi libro “Los Pies en el Cielo” EDITORIAL BALDUQUE, "LOS PIES EN EL CIELO", (Cartagena, 2014).

FERNANDO GARCÍN, ESCRITOR Y CANTANTE


FG: Un segundo. Voy a pedir que le quiten el hielo al granizado...

J.M. ¿Lo mejor de escribir con mirada cinematográfica es que nadie puede gritarte CORTEN?

F.G. La vida está llena de cortes. Te cortan cuando estás diciendo algo que sientes. Cortan contigo. Te dan cortes. Hay cortes de helado que te dejan perdido. Se corta la mayonesa y adiós estómago. Me encanta escribir con esa mirada cinematográfica porque no sé escribir de forma lineal. Escribo y luego lo monto o lo desmonto. El lenguaje del cine, sobre todo del cine que me gusta, es maravilloso porque cabe todo en él, el silencio, las palabras, la música, la imagen, y hasta un productor psicópata.

J.M. Hacía donde va esta novela puede ser sencillo decirlo- o no-según lo va descubriendo el lector pero... ¿De dónde viene?

F.G. Intentaré ser serio para responder esto. No sé de dónde viene. Veo las lucecitas de un avión en el cielo de la noche y me pregunto ¿de dónde vendrá? Masha Mendes es un personaje que encontré en el guión de un olvidado director alemán, Alexander Kluge. En ese guión Masha Mendes es una exploradora espacial. No utilicé nada de ese guión (la película no lo ha visto porque sólo sé de una película de Kluge estrenada en España). Me quedé con el carácter tan fuerte y decidido, al mismo tiempo que la fragilidad del personaje y pensé una historia nueva. Me gusta el cine de los años 60’ y 70’, esa narrativa arriesgada y supuestamente no comercial. Cine alemán, francés, Peter Handke, Godard, Wenders, Kaurismaki, Penn, Altman, Melville, Joseph Roth, Berger... Los personajes surgen de la nada y van hacia ninguna parte, en muchas ocasiones. La razón de lo que hacen está en sus propios movimientos, en sus gestos y palabras. Nada está masticado. No empiezan por el principio ni terminan en el final. Lo que Hollywood ha dejado de entender es que no hay finales felices o desgraciados. Sencillamente no hay finales, todo lo que merece la pena sucede antes y después del “the end”.

J.M. ¿Después de ser un cantante desnudo es fácil encontrar la voz de un narrador desnudo?

F.G. Me constipo demasiado a menudo y no gano para pañuelos. En realidad no gano, punto. A veces la voz se va por ahí, sale y no deja una nota, una maldita nota, sus señas nuevas. Es una puñetera la voz. Si te desnudas contando algo al menos puedes hacerlo donde da el sol en la casa y rascarte las pelotillas al mismo tiempo. Y ser mudo sin que nadie te oiga. Lo del cantante mudo viene de Buster Keaton, mi cantante favorito junto con Harpo Marx, y un poco de Chet Baker. También de una vez que una chica me cortó la garganta en plan hardcore pero eso es otra historia. La música es también fundamental cuando escribo. Hay referencias musicales en el libro como Jacques Brel o T. Rex o John Cale, pero está también la que escucho cuando escribo, igual sea Pau Riba que Kevin Ayers, igual sea Thelonious Monk que Satie. En cuanto a esa voz, yo diría que esa voz es una voz cabaretera, de music-hall, de policías y ladrones, de mujeres fatales y hombres amnésicos, de misiones absurdas en mundos lógicos. Es la manzana antes de que le presentaran a Guillermo Tell.

J.M. A la pobre Masha le cambias la nave espacial por una habitación de hospital ¿Es que te ponen enfermo las estrellas?

Todo lo que me pone enfermo me pone. Me encanta el cielo porque es la tierra con las estrellas mejor colocadas. Masha… Masha es una mujer fuerte, llena de arrojo, es capaz de manejar una nave, un circo, una compañía de teatro, una manada de elefantes, y escapar del gris como de la peste. Cuando habla, hablan los siglos pasados, habla el lado femenino de la realidad, y el absurdo. Cuando enferma y termina en un hospital, sigue hablando en su delirio. Habla y escucha a su compañero chiflado. Como diciendo, para estar locos vamos a ponernos un poquito de acuerdo. Es esa chica sin la que no podemos vivir, aunque nunca se dejará controlar. Tiene los pies en el cielo porque recuerda a los surrealistas y se olvida de los manipuladores. Decía Walter Benjamin que los surrealistas entendieron como nadie el mensaje marxista. O lo llevaron allí donde nadie lo había llevado. Destrucción o dislocación del mundo para poner las cosas fuera de sitio, y hacer que la imagen sea carne, cuerpo, mímica, delirio. Masha es un cielo, y sus pies también. Es la estrella misma.

J.M. Esta me interesa especialmente ¿Son todas las relaciones imposibles posibles?

F.G. Adoro esta pregunta. No me gustaría estropearla respondiendo con deliberación. En realidad las únicas relaciones interesantes son imposibles, es tan sexy que lo sean que aunque no tengan futuro están presentes en cada tetilla y cada bigotillo aventureros. Vamos, si quieres, nos partimos de risa y nos repartimos las legañas.

J.M. ¿Tus pies son más de tocar suelo o cielo? Esta pregunta ha ganado un premio de originalidad en un certamen de Valdelinares.

F.G. Premio merecido. Mis pies son de tocar cielo cuando hablo contigo o con Marion Cotillard. También son de tocar suelo cuando callo. Un callista, ¡por favor! Bueno... En todo caso soy de tocar. Esa señora que nos está mirando creo que también.

(Este segundo asalto que fue la entrevista del autor de El Vanguardista Alemán al autor de El Cantante Mudo, se fraguó en la susodicha horchatería durante un largo descanso de dos peñazos de entrevistas que nos hicieron las revistas Life y Rolling Stone.)

(c) Todos los derechos están izquierdos. All Rights are Left.

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