lunes, 13 de enero de 2014

"BARBERÍA", un libro de CISCO FRAN


Cuando uno dibuja un mapa mental de una ciudad y de una época, se da cuenta de que algunas ciudades tienen el dibujo arterial de nuestras emociones y experiencias, y si va más allá, puede reconocer dónde se dejó la sangre cada uno por seguir viviendo, y dónde están los rastros invisibles del aliento, primero, amoroso, fatigado, o último, de quienes han vivido, trabajo, sufrido, en sus arterias.
Cisco Fran tiene a Nueva York en su mente. Los 23 relatos que conforman su reciente libro “Barbería” (subtitulado “New York State of Mind”, publicado en Kaw-Liga Books, 2013) devienen, cada uno de ellos, una de las infinitas y posibles ramificaciones que las vidas que confluyen en la ciudad de Nueva York, paralelas, diagonales, a veces oblicuas, derraman su jugo existencial y su momentáneo instante de gloria o fracaso.
El estilo de Cisco Fran es preciso y cortante como la propia navaja barbera del secundario (o no) del primero de sus cuentos, el contador de historias que duran lo que puede durar la sensación de cortarse el pelo y verlo crecer de nuevo. O si hacemos caso a Tusitala, en realidad, los relatos duran más que la vida, porque incluyen no solo el tiempo lineal, sino todos los tiempos imaginables y aquello que existe fuera del tiempo. Sin embargo el autor sabe usar afinadas y afiladas metáforas que en ocasiones redundan hasta el homenaje implícito y otras sorprenden y dibujan una sonrisa cómplice o escandalizada en el lector.
Porque el humor está presente en casi todos los relatos de “Barbería”. En algunos de ellos, el humor es apenas una pincelada aquí o allá, una forma de desengrasar la desgarradora carrera dramática, otras es cruel y sarcástico, otras irónico y desenfadado, como en el cuento “Ahora que soy vecino de Paul Auster”, en que el supuesto homenaje al admirado Auster se convierte en un sencillo y no simple viaje iniciático hacia la soledad del escritor que empieza. El humor es también crudo y ácido, tórrido, como en “Salvado” o “Riada”. Trágico en “Camarera”.
El humor, en fin, está presente en “Barbería” porque el autor tiene esa capacidad adquirida con los años de distanciarse de los asuntos y personajes, y en sucintas pinceladas, o en prolongadas y hondas descripciones, hablar de personajes que podría haber conocido, que podrían ser cercanos, pero que los exilia al mundo de la ficción para dejar que la suerte literaria les haga correr por sí mismos hasta donde haya que llegar. A veces llegan a alguna parte, muchas veces a ninguna parte. Casi siempre parece que lleguen sin haber llegado.
Uno puede encontrar, pues Cisco Fran no lo esconde, referencias e influencias directas o indirectas, tanto en lo literario (Ford, Bukowski, Carver, Auster, Burroughs) como en el cine, el deporte o la música. Los nombres propios se suceden, a veces como guiños, otras veces como lugares reales que devienen fantasmagóricos o aún más reales. “Ligas Menores” es un relato magistral sobre el devenir del amor (maldito, ¿cuál no lo es a la par que bendito?) en un montaje de escenas diferentes, de historias que se entremezclan o suceden sin que se perciba que hemos cambiado de tema o paisaje.
Los posos de ternura (sin ternura, para qué vivir, diría Brel) están ahí, depositados a muy pequeñas dosis, y precisamente por ello conmueven y te sobrecogen en su minimalismo. Considero “Dora” un relato sencillamente perfecto, excelente. Lo mismo pienso de “”Polaroids” (tanta delicadeza evoca al gran Chejov), “El trompetista” (los sueños de la música que acompañan a una relación amorosa) o “Montana”, con sus dosis de humor, desagarro, ironía y, sí, ternura. Montana es un personaje que aparece de nuevo, y siempre lo hace con el poder presencial que el autor da a lo que para el autor nunca pasa de largo, aunque le sea esquivo (“Reina”).
No dejaré de mencionar, por serme cercano (tan lejos, tan cerca), ese monumento a la hilaridad y a la desmitificación o ridiculización del universo de los cenáculos literarios que es “Proscrito” y su divertido, y sentido, homenaje a Kerouac (aquel que renegaba de la palabra “beat”, como Dylan lo hacía de “generación” o “protesta”). Por supuesto, al relato “Cuento Navideño de un habitante de Brooklyn”, donde Dickens, y por ende Auster, son sólo el punto de partida para la exposición de un relato cruel y desbocado. Y, sin duda alguna, a esa delicia que deviene relato de misterio desasosegante que es “El Fantasma del Sr. Poe”, a cuentas de la visita a la casa del Maestro.
Detallar y anticipar uno por uno todos los cuentos del libro sería desgranarlo en exceso y dar demasiadas pistas a un lector que, espero, se lance con hambre en su busca, como los personajes de “Barbería” se lanzan en pos de sus sueños o su destino en la ciudad de Nueva York. Si ya conoces al autor, sin duda ya habrás ido a la caza (legal) de su libro y lo estarás disfrutando. Para el que no conozca a Cisco Fran en su faceta de narrador es una oportunidad inigualable de descubrir un universo particular y apasionante, que dejará con ganas de más.



“Barbería” (New York State of Mind) de Cisco Fran, está publicado por Kaw-Liga Books. Se puede conseguir a través del autor, la editorial, o en sus frecuentes apariciones en directo como cantante y líder del grupo de rock y folk La Gran Esperanza Blanca.

© Fernando Garcín